
Primera Parte
Mensaje para hombres casados que quieren ir al intercambio de parejas pero que se encuentran con una dificultad: la esposa no quiere, si les hablan del tema tienen problemas y, además, no se animan a tocar el punto por miedo a la disolución matrimonial.
Es muy frecuente en los tiempos que corren el hecho de que es él quien quiere y es ella la que no quiere. Plantear el tema ya es ir a una disolución.
Puede suceder que en realidad la situación encubra la verdad de los hechos y que sea él quien no quiera swinguear con ella y por machismo –acostarse con mujeres de otros sin comprometer la propia- argumente con la excusa de que es ella en realidad quien no quiere.
Sea por lo que sea hay un hecho hoy que es palpable a cualquier nivel que se lo mire: hay matrimonios que se han divorciado por el simple hecho de que un buen día él le plantea a ella ir al intercambio de parejas.
Si analizamos lo que ocurre vemos una serie de cosas que es bueno tener en cuenta, porque obviamente, no se trata de zambullirse en una piscina sin agua, así como así. Uno se larga a la piscina si hay agua, de lo contrario es un suicidio plantear el intercambio de parejas cuando la otra parte esta muy distante de acoger con beneplácito dicha propuesta.
Pelear solo contra 6000 años de historia es mucho; esta es una situación en dónde si uno no quiere, dos no pueden y, además, es riesgosa jurídicamente.
Voy a brindar una serie de estrategias que pueden servir o no, depende de la situación de cada cual.
1º) Perderle el miedo a la propia esposa. Hay hombres que le tienen pánico a su mujer, dan la sensación de que ella los domina y hace lo que quiere con ellos.
La esposa los cela desesperadamente.
Todos sabemos que en el tema de los celos, es lo que dice el refrán: "el que la tiene hecha, tiene la sospecha". Por algo lo cela de esa forma, al punto de la marcación personal; muy buena conciencia no debe tener.
No pierdas nunca de vista una cosa: es deber de todo hombre satisfacer a todas las mujeres, en cambio es deber de ella cuidar que tu no le seas infiel. Para tal cosa es ella la que debe satisfacerte cuántas veces tú lo quieras y tu, un servidor, dar de ti el máximo de tu energía sexual.
Si esta condición no se cumple, si es frígida, anorgásmica o está en el climaterio menopaúsico, tienes el deber de serle infiel por varias razones: como manera que se enderece sintiendo –fundamentalmente sintiendo que no hay relaciones por la eternidad- y comprendiendo que debe dar de sí mucho más para no perderte. Eso es una mujer que vale la pene.
Tal cosa, generalmente, no se da. El 60% -según estudios sexológicos- de las mujeres en el Uruguay son frígidas. Son las que cacarean con el problema de la infidelidad y no se dan cuenta que en vez de ser parte de la solución lo que les acontece es parte del problema que tienen. ¿Qué hombre no le va a ser infiel a la larga a una mujer frígida o anorgásmica, para quien "sexo no es todo en la vida? ¿Quién aguanta una cosa así, que hoy no quiere por tal cosa, mañana por la otra, pasado por quién sabe qué?
En estos casos es imperativo ser infiel; les hace bien, les hace sentir que tu eres el macho Alpha, el macho dominante. En todo gallinero hay un orden de picoteo: ¿a ti te gusta que cada vez que se alborota el gallinero femenino las gallinas te piquen y te desprecien, después de haberles hecho todos los gustos y favores que te solicitaron?
Hay hombres que, lamentablemente, no se dan cuenta que cuando son infieles es cuando, precisamente, ella los quiere más y se somete hasta límites increíbles.
En estos casos debes manejar el problema invirtiendo la carga de la prueba: no sos tu quien tiene que demostrar que eres fiel, es ella la que debe dar más y esmerarse por retenerte.
Te voy a dar un ejemplo para que te des cuenta de esto como es realmente: muchos van a decir que no y después de pensarlo bien se van a dar cuenta que es así como digo.
Pongamos por caso lo siguiente: hagamos de cuenta que no existiera tanto stress, tantos problemas sociales, tanto malestar acumulado en la gente, ni tantas tensiones para compartir y pongamos el siguiente ejemplo: tu haces el amor con tu esposa, dos veces por día. Así como lo estas leyendo. Lo haces de mañana antes de irte al trabajo y de noche cuando llegas. Eres el hombre más feliz del mundo y también un hombre responsable, porque tienes que estar preparado para rendir de esa forma. En ese caso: ¿sentirías –se honesto al contestarte la pregunta- la inquietud de serle infiel? ¿Verdad que no? Qué con una cosa así, ni se te pasa por la cabeza la infidelidad, es más, comprarías infladores de pene en los Sex Shop, tendrías viagra por las dudas, obtendrías cremas para el pene como la crema DURA MÁS que te la pones, acabas y seguís potente por mucho más tiempo, comerías afrodisíacos, nueces, yerba Taraui con cascara de naranja, fumarías menos y en el caso de fumar –todos lo sabemos, está demás decirlo-, probarías afrodisíacos, como en Paraguay, que en ese punto la tienen clara.
Tu, pongamos por caso, tienes una mujer así: un espectáculo en la cama, maternal luego, algo maravilloso y en determinado momento te enteras, que además de hacer el amor dos veces por día contigo, ella te es infiel. Sé honesto ¿la dejarías y te irías a vivir con una frígida menopaúsica y lenguaraz, todo el día protestando como una cucaracha loca en el zócalo de la vida? ¿Verdad que no? Te costaría dar el paso, pero si lo piensas bien, lo das, ¿por qué no? y en determinado momento le dirías: "llamálo a tu amigo y pasamos los tres juntos este fin de semana". ¿Verdad que no sería tan difícil dar ese paso?
Ahora bien, todos sabemos que este es un caso raro, por lo tanto pongamos un ejemplo más usual: tu tienes una mujer y haces el amor una vez por semana, si es que no esta menstruando, sino como el fin de semana es la fija, se te va para 15 días y todo si tus hijos se portaron bien, porque si anda revirada, fuiste.
Discute todo el día, rezonga permanentemente, siempre está enojada desde que se levanta, no te deja ni leer el diario tranquilo, ni escuchar el informativo, habla como un papagayo sin parar y pretende que la escuchen como si el sonido insustancial tuviera la misma jerarquía que el fonema, el grafema y el morfema. Todavía te recrimina sin parar: "Vos no me escuchas".
Esa mujer que obra así contigo, un buen día, tu te enteras que te es infiel con otro hombre, entonces sacas una conclusión: ¿cómo es la cosa, a mí me hace la vida imposible, me niega incluso la satisfacción sexual y por atrás se acuesta con otro? ¿Verdad que duele? ¿Verdad que ofende? ¿Verdad que en ese caso agrede la infidelidad?
Como puedes apreciar el problema de infidelidad en realidad es relativo a la situación en que te encuentras y a cómo la vives. Cómo cualquier otra vivencia, no tiene significación axiológica, no es taxativa de nada, y carece de valor intrínseco. Querer darle valor intrínseco a lo que no lo tiene es el gran error, por no decir horror, que viene de Moisés, Augusto y que se proyecta hacia la legislación vigente en el Uruguay. Es un problema que está ligado a como tú lo sentís y más nada: tu manera de sentir no es universal, es tuya y de más nadie. Las prostitutas por ejemplo, se sienten infieles cuando disfrutan con el cliente y, por tal motivo, para serles fiel a su hombre, lo hacen a desgano y no a gusto.
En realidad son las mujeres infieles las que más intransigencia demuestran en el tema infidelidad, es un detalle que te conviene tener en cuenta, porque lo que estamos buscando con el intercambio de parejas es, precisamente, abolir la infidelidad, de modo que lo primero que debes perder tu, como hombre casado, son los celos. Eso es lo básico, debes alegrarte cuando ves gente infiel y decir para ti: "pobres, no han podido clarificar las cosas, pero están en el buen camino".
2) Querer convencer con argumentos sólidos a una mujer rehacía y llevarla de allí al intercambio de parejas es una absurdidad. Conozco casos de hombres que un día inopinadamente dejaron de sentir celos y fueron y se lo plantearon abiertamente. Ella lo rechazó, "vos que te crees que soy yo, como voy a ir a eso" y al final se terminaron divorciando. No es bueno que eso suceda. Son casos de matrimonios que tienen 20 años de casados y 25 de conocidos. Si se lo piensa fríamente es un disparate hacer un buen día a esa altura de las cosas un planteo de esa índole, máxime cuando hace 20 años atrás él decía: "si mi novia no fuera virgen yo no me hubiera casado". Es una vida, son 25 años construidos en la moral tradicional, no se puede de golpe y porrazo, sin haber vivido un proceso previo decir: "vamos al intercambio", porque no es así como se dan las cosas.
La forma de proceder no es con argumentos: una manera es jugando, divirtiéndose y generando el clima que habilite que eso pueda suceder, como posibilidad, como algo que es factible que se dé. Jugar con parejas de amigos, con terceros, tomarse a la risa las cosas.
Fundamentalmente, -y creo que esto es lo esencial- hay que jugar al hecho consumado, de modo que la mujer vaya entrando de una manera inqueridamente querida y que sea el morbo de ella la que dinamice la situación. Es lo que el hombre casado común no sabe manejar, no sabe como hacer para ir a eso, qué eslabones agotar y cuando logra plantear las cosas abiertamente y, felizmente, ambos están de acuerdo resulta que es él, quien tiene enormes dudas al respecto.
Jugar al hecho consumado quiere decir lo siguiente: ser infiel y punto, asumir ese riesgo y si sospecha que sospeche y se derrita por dentro. Esto no le es fácil para un hombre débil de carácter. Es para hombres que no se dejan dominar y son dominantes. Hacer experiencias con mujeres amantes también infieles es la mejor iniciación si no se encuentra colaboración de la propia pareja, ni gente experimentada que te ayude a iniciarte. Vas al intercambio con tu amante y de esa manera educas la sensibilidad a una forma nueva de sentir. Ella, tu esposa, lo va a percibir y si le duele, que le duela. No se lo digas, manténlo oculto y vas a ver como el morbo le empieza a trabajar.
Leer mucho sobre estas cosas, mirar programas de sexo en la televisión por cable, que empiece a sentir que a ti el sexo te importa y te importa mucho y si pregunta cosas le respondes cuidadosamente, demostrando conocimiento en lo que decís.
Tomar distancia del tema intercambio de parejas, swinger, trío y si das una opinión ponerse en la posición del que no estando de acuerdo con algo, lo comprende. Decir cosas así: "Yo no digo que este bien ni mal el intercambio de parejas, no lo tengo planteado, pero, evidentemente, que abolieron la infidelidad es real, es así." Opiniones que demuestran que no estas muy de acuerdo con eso, pero..."fijáte que interesante lo que paso, fueron a un intercambio de parejas y a uno de ellos los nervios lo traicionaron y no se le paraba, lo que está indicando que hay que estar muy preparado, no es así, como a primera vista parece ser, tiene su complejidad." Es decir, tomar esa distancia del tema es la mejor manera de defender la causa, que ponerse en la tonta y ridícula posición de aquel que hizo de eso una divisa dogmática. Es lo que te permite conversar fluido planteando tus limitaciones como parte de la situación general. Observaciones de este tipo, por ejemplo: "Vos sabes que hay casos de gente que van al intercambio de parejas y al otro día se divorcian y eso sucede porque a uno de los dos les empieza a venir un ataque inesperado de celos. Es brava ver a tu hombre con la mujer del otro. Evidentemente, no digo que este mal, porque los dos están de acuerdo, pero evidentemente es brava, puede ser tu primer experiencia y también la última". La posición de aquel que le pica la curiosidad del tema, por el tema en sí, no porque es un acólito, un prosélito o un predicador convencido, sino porque es algo que te llama la atención, aunque por dentro estes totalmente de acuerdo, debes tomar la distancia del tema para manejarlo con más sabiduría. Ponerse en la línea del que lo comprende, pero es escéptico de cierta gente, de cierto mal manejo, porque esa es también una forma de decirle: "si vamos a eso, no vamos a ir de cualquier forma, yo te estoy cuidando y protegiendo y quiero lo mejor para los dos." Qué sienta que no te descolgaste con algo que le genera abandono e inseguridad y que estas dispuesto, por esa causa a dejar de ser su hombre, sino que estas ampliando los horizontes sin resentir la relación entre ambos. Decir cosas así: "¡Qué increíble, que paradójico es todo, hay swinger que para mantener la fidelidad le imponen a la otra pareja una norma, le dicen después del intercambio de pareja: 'lo correcto es que ningún miembro llame por teléfono al miembro de la pareja opuesta, porque no se debe tratar de romper la pareja del otro' y entonces ponen una norma, para concretar el próximo encuentro el hombre habla con el hombre y la mujer con la mujer. Lo cual es correcto, es una forma de que no existan escapadas por detrás después de un intercambio, sin embargo, fijáte que paradoja, muchas veces la mujer de la otra pareja es bisexual, y te impone esa norma porque tiene un interés vital de que las mujeres hablen y concreten las cosas entre sí, o porque el hombre es bisexual y prefiere concretar con el hombre de la otra pareja. Fijáte que increíble, una cosa que está bien, desde cierto punto de vista, sin embargo cambia de naturaleza cuando conoces las intensiones reales y pueden darse cosas distintas a las que uno estaba acostumbrado, en vez de decir: mi mujer hace escapadas por detrás con otro hombre, nos encontramos con que el hombre hace escapadas por detrás con otro hombre y las mujeres con las mujeres y todo por un mal manejo swinger, porque uno de ellos dijo: 'a no, no, yo soy heterosexual, eso me da asco'. Quiere decir que pasar a eso exige mucha claridad y madurez en lo que se plantea y hace".
Es importante esto: no defiendas el swinger como un dogmático convencido, como si fuera una cuestión filosófica, doctrinaria: te conviene conversar del swinger como un botánico habla de las plantas, un ingeniero de la diferencia entre Windows y Linus, un abogado de una disposición determinada, un sociólogo de una tendencia social específica. Es más efectivo, porque la deja pensando en el tema, hasta que al final prende y además te da margen de maniobra frente a su manera de sentir. Si dice: "qué barbaridad, qué inmundicia, dos mujeres besándose. No lo aguanto, no lo aguanto, no lo aguanto..." No se lo discutas y si te pregunta decís: "yo qué sé, si hay consenso entre dos personas adultas, sobre gustos no hay nada escrito. Yo no soy mujer. No sé como es eso." y eso decílo aunque te derritas por dentro por ver a dos mujeres hacer el amor. Debes avanzar por dónde ella te lo permite. Si te cuenta sus fantasías tienes el 90% del camino ganado, es cuestión de profundizarlas y llevarlas hasta sus últimas consecuencias, pero si no te cuentan las fantasías, si es una mujer esquemática y sin imaginación debes avanzar con sumo cuidado.
3) Te doy una estrategia que puede funcionarte. Es así mirá: Un día decile: quisiera cambiar un poco, hacemos el amor siempre en el mismo lugar, hemos entrado en un proceso de mucha rutina que mata el amor de tan mecanizado que lo hacemos. Te propongo lo siguiente: porqué no vamos a un Hotel y estamos no las 24 horas, pero sí de un sábado a las 6 de la tarde a un domingo al medio día. Comemos, y dormimos toda la noche en un Hotel. Sale 300 pesos y es solo cuestión de reservar el pasaje antes de las 10 de la noche. Es una forma de volver a vivir, como en los viejos tiempos." Cómo tu esto lo haces, supongo que eres un hombre inteligente, en el marco de una profunda infidelidad para con ella y por eso conoces el terreno afiatadamente, ella va a sentir algo, no tengas dudas y eso que siente es poderoso en las mujeres. Decíle también: "hay muchas cosas que quiero conversar, que acá en casa, en dónde las paredes oyen todo y están los hijos y los vecinos de por medio no se pueden. Me gustaría conversar más cómodo en un hotel, hay más intimidad"
Fijáte esto: si no te animas a esto, sos, hablando bien y pronto, un infeliz, un cagon, un hombre que le tiene miedo a las mujeres, un mandril, te lo digo con todo respeto aunque por ahí te duela. Porque más sensato que esto, imposible. No le estas planteando nada raro, no estas trabajando por destruir la pareja, al contrario, por revitalizar viejos sentimientos olvidados y, además, decís algo importante "allí quiero plantearte una cosa." Si no te animas a esto, renuncia a todo lo demás.
Con esto pueden suceder varias cosas nuevas en tu relación de pareja: ella se da cuenta que no tenes ningún interés en romper la pareja, al contrario. Eso es lo fundamental de todo. En segundo lugar le va a venir la curiosidad: ¿Cómo sabes vos que un hotel sale 300 pesos y que hay que reservar antes de las 10 de la noche? En tercer lugar le va a venir una curiosidad muy grande: ¿Qué queres plantearme que acá no se pueda? Ante cada pregunta, debes tener la respuesta condigna. "Sé que un hotel sale 300 pesos, por la misma razón que sé la cotización del dólar, porque es algo que está en la vitrina y se sabe", "Sé que se reserva antes de las 10 de la noche, porque es una disposición universal, como saber que una calle es flechada para un lado y vas a contramano si agarras para el otro. No tiene misterio eso. Tu sos quien está pensando mal, yo no...." Devolvele la pelota, es ella la que tiene la mente podrida y no tu. "Yo en particular no quiero plantearte nada, quiero compartir un grato encuentro con cosas nuestras, de los dos, que acá es imposible entre el bullicio, los hijos, y las paredes con oídos, ¿viste que sos vos la mal pensada?"
Queda flotando en el aire una sensación que ella empieza a sentir y le gusta, aunque te parezca mentira. No pierdas de vista eso. Las mujeres viven para el romance, fueron educadas para vivir un gran romance, de chicas leyeron muchísimas novelas, fotonovelas, vieron muchísimos teleteatros, toda la vida de ellas es eso: un romance y tu lo que estas planteando, es justamente eso, un romance adulto entre adultos, pero sin violentar sentimientos y sin decirlo que es lo importante, sino jugando al hecho consumado.
"Es nada más que pasar los dos juntos en un Hotel nuevamente, como en los viejos tiempos".
Lo que tienes que hacer allí en el Hotel es otro tema, para otro artículo: lo que hay que decir ahí, los dos solos, viviendo un romance. Porque es allí cuando la mujer está totalmente atenta, ese es el momento en que al sentir cosas nuevas se abre a los planteos y sugerencias.