Aquí voy a encarar el tema de una forma más amplia todavía: la situación de todo casado, sea hombre o mujer que se encuentra con que quiere y la otra parte opone resistencia a su deseo.
Es difícil encontrar por Internet mujeres pidiendo ayuda y consejo al respecto –además, la misma desubicación de los hombres impide que tal cosa sea factible-, pero eso no significa que no existan y no constituyan un número significativo: Ella quiere ir al swinger, pero no se anima a planteárselo a él o bien porque no está en condiciones de ir a eso delante de él, o bien porque él no lo aceptaría bajo ningún concepto.
Igualmente, es difícil encontrar textos y análisis que asesoren a las mujeres a la consecución de tal objetivo; hay manuales para lesbianas, para bisexuales y diversas inclinaciones, pero no existe nada para aquellas mujeres que quieren ir al swinger y se encuentran con dificultades para mover las cosas en su matrimonio en dicha dirección.
La única perla que he podido encontrar al respecto además de mis experiencias personales con mujeres que ellas querían ir al swinger pero no se atrevían a planteárselo al marido, es un texto de una tal Alí, la esposa de Nacho que circula por toda la red como un modelo de testimonio femenino y perseverancia para conducir al marido a dicha práctica.
Ofrezco pues este texto y el comentario y análisis del mismo porque además de insuperable es de vital importancia tanto para hombres como para mujeres.
Como pervertí a mi marido
Hola, soy Alí, y estoy felizmente casada desde hace nueve años con Nacho, de quien sigo enamorada como el primer día y con quien nos metimos en el ambiente swinger hace ya un año. Ustedes dirán que tiene de raro eso, pues que yo fui la instigadora de todas las fantasías sexuales, y de la búsqueda de parejas o mujeres para llevarlas a cabo.
Debo aclarar que no soy muy propensa a hablar de mi vida privada, y menos de la sexual, pero la segunda pareja con quien estuvimos (y la última, pero solo por ahora) hace rato que están en el ambiente y les pareció muy extraño que sea la mujer la de la idea, así que me pidieron que escribiera como fue todo, y aquí estoy.
Con mi marido desde que comenzamos a vivir juntos (y un poco antes también) siempre tuvimos muy buen sexo , mucha "piel", yo diría que química , pero como las mujeres con las que él había estado anteriormente no lo habían dejado hacer mas que las cosas "tradicionales" en la cama, comencé sorprendiéndolo al darle mi cola desde el primer día (fue una risa, me dijo todo temeroso "tengo una sorpresa para vos", y al no oponerme y hacerlo gustosa, la sorpresa se la llevó el). De ahí en más no se negó a nada que yo le pidiera, así como yo tampoco a las que él sugiriera.
Luego de un tiempo de haber hecho todo lo "normal", se me metió en la cabeza que esa cola preciosa que tiene (es una manzanita, durita y parada) tenía que ser "mía", y se lo dije.
Mucho al principio no le gustó la idea, pero como dije antes, accedió. Comencé lamiéndole toda la espalda (yo lo llamo masajes linguales) hasta llegar a las hermosas nalgas que tiene, y comencé a mordisquearlas, hasta que baje mi lengua hasta su agujero negro y lo mojé todo para lubricarlo bien (demás esta decir los saltos de placer que pegaba). Una vez hecho esto comencé metiéndole un dedo, y como no se quejo, le metí otro, y comencé a introducirlos y sacarlos con un vaivén rápido, que nos excito mucho a ambos.
Después de esto, y durante casi un año, cada tanto lo hacíamos y comenzamos (al ir acostumbrándose) a utilizar tres dedos, una zanahoria y pepinos de diversos tamaños. En medio de todo esto, y al ver películas pornos de doble penetración, le pedí un día que intentara introducirme un pepino por un agujero, mientras me penetraba con el pene por el otro. Eso nos gustó mucho a ambos, y yo comencé a tener fantasías de estar con él y otro hombre a la vez, hasta que me animé a decírselas y mientras hacíamos el amor nos excitábamos hablando sobre el tema e imaginando que estaba otro hombre con nosotros.
Ahí fue cuando se me ocurrió (a mí, y solo a mí) comprar un consolador y casi se lo pedí de "regalo" a mi marido. Por supuesto que aceptó enseguida y cuando fuimos a comprarlo y vimos los distintos "modelos" que había, me encantó uno que era doble y de silicona (hermoso, una belleza, con una parte gruesa de unos 15 cm y otra mas fina pero más larga, y un tope bastante grueso en el medio), ya que se me ocurrió una locura para hacer con mi marido.
Después de usarlo yo varias veces, le pedí a mi marido que me permitiera penetrarlo con la parte fina, y luego de unos jugueteos con la lengua donde ya se imaginan, entró como por un "tubo". Y ahí le propuse llevar a cabo mi "locura", que fue ponerlo en cuatro en el borde de la cama y yo parada, le introduje la parte fina en el ano, y la parte gruesa la introduje en mi vagina. Entonces empecé a cogérmelo como nunca, imaginando que el pene que le introducía era mío. (No se imaginan lo rápido que tuve el primer orgasmo ese día, haciendo eso). No le gustan los hombres (todavía…..) Pero lo hizo para darme el gusto. Por supuesto que yo me lo merecía, ¿no?.
Otra cosa que me sucedió fue que me excitaba con las mujeres que veía franeleándose en las películas porno, y le comenté a Nacho que me excitaban mucho y comenzamos a tener fantasías cuando hacíamos el amor, imaginándonos que estabamos con otra mujer y yo me acariciaba con ella, y nos masturbábamos mientras Nacho miraba y luego participaba.
Hasta aquí, todo muy lindo, pero sucedió que luego de dos años de tanta fantasía se me cruzó en la cabeza que las teníamos que llevar a cabo. Después de todo, me dije, era una manera de romper la rutina, no engañarnos y disfrutar de cosas diferente.
Ahí fue que le propuse llevar a cabo nuestras fantasías. Demás esta decir que si bien le pareció extraña la propuesta, aceptó gustoso, aunque le dimos vueltas al asunto por casi dos años (lo charlamos mucho hasta quedar completamente convencidos), ya que no sabíamos como buscar. Pero a través de Internet conocimos una pareja de la costa (fue en agosto del 98) con quien tuvimos nuestro primer intercambio, aunque no fue lo que esperábamos, y luego hace apenas una semana (junio del 99) con la segunda, con quienes llevamos a cabo todas nuestras fantasías y la pasamos excelente. Pero del relato de lo ocurrido, se encargará mi marido, quien les contará en una próxima entrega todas las locuras que hicimos.
Alí de Argentina
Este es un texto fundamental por varias razones: en primer lugar, por el hecho de que está escrito por una mujer –cosa bastante infrecuente en este tipo de relatos-, en segundo lugar, porque explica cómo hizo ella para convencer a su marido, cuando lo frecuente son textos que enseñan como hay que hacer para persuadir a las mujeres, y en tercer lugar, porque expresa la peculiar psicología femenina en un ámbito privado y reservado en dónde como bien dice Alí, no se es muy "propensa a hablar de la vida privada".
Es un hecho de que la ausencia de textos genuinamente femeninos –todos sabemos que la mayoría de los textos firmados por mujeres están escritos por hombres que emulan la idiosincrasia femenina- es un déficit grande a la hora de perfilar una estrategia de carácter global que ayude al proceso de la iniciación que conduce a una pareja tradicional a volverse en pareja swinger.
Aquí tenemos varias cosas que son importantes a considerar. El hecho sobresaliente de que como dice Alí: "yo fui la instigadora de todas las fantasías sexuales, y de la búsqueda de parejas o mujeres para llevarlas a cabo", y por el otro lado, el dato igualmente significativo y revelador de que a la pareja –la segunda-, "les pareció muy extraño que sea la mujer la de la idea".
Es uno de los dos en la pareja el que dinamiza el deseo del otro en el sentido lacaniano del término: "El deseo del otro me condiciona" y a su vez ese deseo entronca en algo que a uno de los dos les está haciendo falta. Hay una ausencia, una carencia que conduce a buscar en otros lo que no encontramos en nosotros mismos. En este caso particular es el sexo anal de Nacho lo que mueve la dinámica de un proceso creciente de nuevas y renovadas fantasías de carácter sexual.
Si observamos el texto desde el punto de vista de la antropología cultural vemos lo siguiente: ella tiene fantasías de poliandria –quiere "estar con él y otro hombre a la vez"-, y trabaja para convertir a un hombre esencialmente heterosexual en bisexual, "se me metió en la cabeza que esa cola preciosa que tiene (es una manzanita, durita y parada) tenía que ser 'mía', y se lo dije". El proceso a través del cual ella desde su poliandria lo quiere a él como bisexual le conduce a dualizar bien este asunto: una cosa es sexo anal y otra diferente –aunque esté implicada- resulta ser la bisexualidad masculina, y por tal motivo nos dice: "comencé sorprendiéndolo al darle mi cola".
Es esta fuerza pulsional la que mueve el proceso interno de la pareja en la cama, y lo maneja "hablando del tema e imaginando que estaba otro hombre con nosotros", es decir uniendo la poliandria de sus deseos a la pretensión de bisexualidad en un hombre esencialmente heterosexual. Al respecto es clara: "se me ocurrió (a mí, y solo a mí) comprar un consolador y casi se lo pedí de 'regalo' a mi marido".
Esta eventualidad –poliandria femenina y pretensión de ella de bisexualidad por parte de él-, no es tan infrecuente en las mujeres como a primera vista pudiera parecer. Se expresa menos, no hay artículos ni comentarios, no está dado como deseo explícito, pero es una fuerza de carácter pulsional que hay que considerar.
También es clara al respecto: "le propuse llevar a cabo mi 'locura', que fue ponerlo en cuatro en el borde de la cama y yo parada, le introduje la parte fina en el ano, y la parte gruesa la introduje en mi vagina. Entonces empecé a cogérmelo como nunca, imaginando que el pene que le introducía era mío." Luego nos dice: "No le gustan los hombres (todavía...) Pero lo hizo para darme el gusto." Como se puede apreciar el deseo estructurado en la poliandria femenina y su necesidad de quererlo a él como bisexual entronca en una forma de resolución de la envidia al pene: ser ella quien se lo coge a él.
Ocurre en esa pareja que en realidad las cosas son al revés de lo que ella pretende: él es esencialmente heterosexual y tiene deseos polígamos. Con las películas porno "comenzamos a tener fantasías cuando hacíamos el amor, imaginándonos que estabamos con otra mujer". Cosa mucho más apropiada para comenzar a dinamizar el deseo masculino hacia la concreción en el intercambio de parejas, de todas las fantasías. Todos sabemos que en materia de deseos pulsionales "se va por lana y se sale trasquilado"; se va como gran macho, macho Alpha a una cama para tres o para cuatro y muchas veces se sale pifiando. En este caso, el deseo comienza siendo el de ella de acostarse con dos hombres y provocar para tal fin la analidad bisexual del marido, para concluir fantaseando con dos mujeres como lo más apropiado tanto a la heterosexualidad de él, como a la poligamia del marido.
Si se lo mira el texto desde el punto de vista de los tiempos internos de la pareja a través de los cuales se va procesando lentamente la dinámica que los conduce finalmente a lo que Alí desea, vemos que habría varias etapas al respecto. La primera etapa parte de un hecho implícito que está dado previamente entre los dos: "siempre tuvimos muy buen sexo, mucha 'piel', yo diría que química". Frente a esa situación ella decide sorprenderlo con cosas nuevas, que en este caso atañen al sexo anal, en otros puede implicar cosas diferentes.
LA ETAPA DE LA SORPRESA se inicia jugando, planteando cosas nuevas, haciendo aquello que nunca se había realizado antes. Es lo desencadenante, el disparador, el estímulo llave o señal inter específica que posibilita que ella diga contenta: "De ahí en más no se negó a nada que yo le pidiera, así como yo tampoco a las que él sugiriera." Quiere decir que ella asumió la ETAPA DE LA SORPRESA como algo recíproco; no solo lo sorprendía a él, sino que además permitía que él la sorprendiera a ella con cosas nuevas.
LA ETAPA DE LA TRANSFORMACIÓN EN LO CONTRARIO de los placeres iniciales, se inicia bajo la forma del capricho femenino: es algo que: "se me metió en la cabeza", nos dice. En este caso va de ofrecerle su cola femenina a solicitarle al marido que le de la suya. Esto no significa que en todos los casos deba ser así, pero obsérvese que la sincronía de las etapas no anda tan descaminada para la concreción de cualquier deseo que una mujer quiera impulsar. La etapa no es vivida como algo que uno le impone al otro, aunque todos estamos viendo que quien lleva la delantera es Alí, sino como cosas que logran excitar "mucho a ambos".
Este juego de serpenteo, de jugueteo, de vaivén femenino, dura casi un año y ella lo disfruta.
En determinado momento se inicia una nueva etapa entre los dos: LA ETAPA DE LA FORMULACIÓN EXPLÍCITA DEL DESEO, "comencé a tener fantasías..." de determinado carácter, nos dice, hasta que –y esto es lo importante en el inicio de esta etapa-, "me animé a decírselas". Es una etapa que se caracteriza por volver explícito todo aquello que durante un año estuvo implícito. Así sabemos por el relato de Alí que: "mientras hacíamos el amor nos excitábamos hablando sobre el tema e imaginando..." cosas de determinada índole.
A esta etapa le sigue otra que podríamos definir de la siguiente manera: LA ETAPA DE VIVIR EN LA REALIDAD LA REGLA ÚNICA DE MI PROCESO INTERIOR EXCITATIVO. Se da sobre la base de ocurrencias femeninas que operan como cualquier otra cosa, pero por lo que nos dice Alí, no son aspectos menores para ella. Nos dice: "se me ocurrió una locura para hacer con mi marido". Cuando le propone llevar a cabo su 'locura', él lo hace para darle el gusto. La regla única del amor en el proceso interior excitativo de Alí, en este caso consiste, según sus palabras en imaginar "que el pene que le introducía era mío". El proceso de "merecer" también es significativo al respecto: no es ella quien merece un pene sino la posibilidad de realizar el deseo de "cogérmelo como nunca" y es así que nos dice: "Por supuesto que yo me lo merecía, ¿no?." Lo que se merecía a su criterio no era un pene en ella, sino un pene con ella, para dar y brindar también satisfacción.
A esta etapa le sigue otra, que podríamos definir de la siguiente manera: LA ETAPA EN DÓNDE EL DESEO DEL OTRO ME MUEVE A MÍ INDEFECTIBLEMENTE. Es aquí en dónde las fantasías de poliandria de ella se convierten en fantasías poligámicas masculinas y de bisexualidad femenina en ella.
Este proceso dura según nos dice "dos años" y allí se inicia la última etapa, LA ETAPA DE LA CONCRECIÓN EFECTIVA DEL DESEO , que consiste en no engañarse, disfrutar las cosas de un modo diferente, romper la rutina y conversar bien lo que se ha de hacer. Es una etapa caracterizada por el hecho de que se charla y conversa "mucho hasta quedar completamente convencidos"
Como se puede apreciar es un texto fundamental más allá de lo específico de un tipo particular de deseo femenino, y tiene un valor y alcance mucho más amplio en el arte de persuadir por parte de las mujeres a los hombres.
Recapitulando la sincronización de los tiempos tenemos:
1. LA ETAPA DE LA SORPRESA.
2. LA ETAPA DE LA TRANSFORMACIÓN EN LO CONTRARIO.
3. LA ETAPA DE LA FORMULACIÓN EXPLÍCITA DEL DESEO.
4. LA ETAPA DE VIVIR EN LA REALIDAD LA REGLA ÚNICA DE MI PROCESO INTERIOR EXCITATIVO.
5. LA ETAPA EN DÓNDE EL DESEO DEL OTRO ME MUEVE A MÍ INDEFECTIBLEMENTE
6. LA ETAPA DE LA CONCRECIÓN EFECTIVA DEL DESEO
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