lunes, diciembre 28, 2009

Por dónde se empieza







Este es el interrogante más común de todos.
La tendencia clásica suele ser que quien en un comienzo está interesado es él, y sin embargo no logra la forma de interesarla a ella, pero luego cuando ella comienza a interesarse, en el preciso momento en que hay que concretar las cosas con otra pareja, suele ser él quien tiene los mayores reparos al respecto. Lo que está indicando que por lo general en eso de "yo estoy interesado, pero mi mujer no está ni ahí", por más cierto que sea al principio y aunque parezca que es así, en realidad las cosas suelen ser del modo opuesto. La mayor resistencia la tiene el hombre.
Por otra parte, el argumento suele ser demasiado interesado como para ser tenido en cuenta, es como decir que nos quedamos conversando con una compañera de trabajo hasta las 4 de la mañana "por razones de mejor servicio a la empresa", aunque sea verdad, no es creíble, es un argumento excesivamente auto implicante, en dónde a quien lo emite, le caben las generales de la ley, como para ser tomado en cuenta.
En primer lugar, el intercambio de parejas no es atractivo para todo el mundo, ni todos tienen las mismas motivaciones para ir a eso. La mujer es quien más sensible es a lo que significa exponer su sexualidad ante los demás. En la sociedad en que vivimos no es tan fácil, por razones diferentes, sin antes haber resuelto muchas cosas internamente en la pareja. En el caso del hombre está la dificultad de ver a la propia esposa en brazos de otro hombre y en el caso de la mujer la ausencia de masturbación femenina, no la falta, pero sí la carencia de una adecuada estimulación clitoridiana como paso previo a la búsqueda del placer sexual por el placer sexual en sí. A ellas les cuesta acostarse con cualquier hombre y están acostumbradas a tener que enamorarse primero, para luego intimar. La mujer es selectiva y ejerce el derecho de reproducir la especie con quien ella quiere, el hombre en cambio es mucho menos selectivo y si una mujer no le gusta suficientemente cierra los ojos y se imagina otra.
Cuando se juntan la extrema selectividad femenina y la ausencia casi total de selectividad masculina es cuando vienen los problemas. Él, quiere sexo promiscuo –promiscuo quiere decir en latín pro mezclar, estar a favor de la mezcla- y ella no concibe, no le entra en su entendimiento el sexo sin amor. Hay mujeres que comprenden perfectamente el amor sin sexo –el amor platónico, la amistad, la simple camaradería masculino-femenino-, pero no conciben el sexo sin amor. Esa es la limitación más grande que tiene la mujer media para poder transitar el camino de los intercambios y los tríos. Hay que tener en cuenta que así como él fue educado en la búsqueda de una "mujer virgen", "pura", "que no se acostó con nadie", ella fue educada en la búsqueda de un "Príncipe azul", "amigos primero", "almas gemelas" y cosas así, de modo que por diversas causas a ambos les es difícil ir de buenas a primeras al sexo grupal.
Hay mujeres que con el tiempo lo reconocen y lo dicen: "a mí me arruinaron la vida", pero difícilmente el hombre tiene la misma honestidad de decirse a sí mismo quiero acostarme con las mujeres de los demás porque me da placer humillar al marido, pero me cuesta aceptar ver a la mía en brazos de otro.
De modo que en materia de dificultad andan ambos a la par por motivaciones diversas: a él le es fácil disociar el afecto y los sentimientos de la sexualidad por la sexualidad en sí, porque está acostumbrado a masturbarse, y a ella –salvo los casos de auto erotismo femenino- le es difícil disociar el sexo de la persona particular con quien lo realiza, porque ni siquiera ha descubierto la sensibilidad clitoridiana, autoerótica.
Las diversas formas de persuadir a la propia mujer suelen ser:
1º) Desarrollar la sensibilidad clitoridiana en ella. Esto es, enseñarle a masturbarse y en su deferencia jugar con el clítoris durante largo tiempo, hasta que se desarrolle un placer autónomo, el sexo por el sexo, sin intervención de otra persona.
2º) Comprar un consolador y acostumbrarla a la existencia de dos penes, uno de los cuales, tiene a su favor el hecho de no ser persona humana.
3º) Ensayar las posiciones de los Kamasutra: Al buscar posiciones originales nos estamos preparando para participar en el sexo grupal y desarrollar nuevos reflejos eréctiles y sensuales, además del hecho de que en otra posición sexual nos sentimos diferentes, nos auto percibimos como otra persona y eso ayuda muchísimo a los posteriores intercambios de pareja.
4º) Acariciarla al levantarse por detrás y decirle: "No soy otro, soy yo", jugar con ese hecho.
5º) En el momento en que está en el pico máximo de la excitación sexual decirle que el mayor deseo que tenemos es verla en brazos de otro, es una fantasía muy grande que nos condujo a tener celos en otra época, pero ahora viéndolos con la distancia que da el tiempo salta a la vista cuánto de excitación en realidad había en ese temor infundado.
6º) Decirle un día que una de las fantasías que uno tiene es la de invitar a un individuo a ver la relación sexual entre los dos y prohibirle terminantemente que la toque. El pobre hombre no tiene más remedio que masturbarse al ver lo linda que ella es y que no lo dejen participar. Esto es algo que da resultado y es muy bueno, fundamentalmente porque en las mujeres hay un placer sádico al frustrar las expectativas de otro. Ellas disfrutan muchísimo abusando de su derecho a elegir y ser selectivas, por eso esto es algo que podemos usarlo a nuestro favor.
7º) Hacer el amor con la puerta abierta y la luz prendida.
8º) Hacer aquellas cosas que nunca hemos hecho, como por ejemplo, el sexo anal.
9º) Lo más importante es esto: no insistir, no ser pesado, no exigirla, porque si hemos sabido poner en ejecución los 8 puntos anteriores, el resto, como en la frase famosa, el resto viene por añadidura.
No es bueno presionar, insistir y ser pesado por el hecho simple de que para ella es un juego, un entretenimiento, y no está acostumbrada a obrar conscientemente en este tipo de cosas.

La conversación

La conversación entre los dos es importante porque permite descubrir aspectos nuevos de la relación de pareja. No es nada improbable que ella te comience a contar que le gusta tal o cual tipo de hombre, cosas que antes no se animaba a decirlas.
Aquí lo importante es conocer las fantasías femeninas. Estas suelen ser:
1º) Hacer el amor con un hombre forzudo a quien nunca más ha de ver.
2º) Sentirse reina o princesa entre dos hombres. Sentirse abeja reina.
3º) Ser acariciada por otra mujer, por una dulce amiga.
No hay que perder de vista que la fantasía femenina más importante de todas es precisamente succionarle el pene al padre.
Es ante estas fantasías femeninas que el hombre opone resistencia: Le humilla que se acueste con alguien que es físicamente mejor y más potente que él, o que valore el concurso de otro hombre y quiera sentirse reina ante dos caballeros, y solo se conforma si ella desea ser acariciada por otra mujer, por una dulce amiga. Esto no le molesta, aunque en algunos casos lo inferioriza como hombre:"¡Qué tiene una mujer de placentero para ella que no pueda tener yo!"
Esa es la causa por la cual al hombre le cuesta tanto avanzar en esto.

La preparación masculina

La preparación masculina es la más difícil de todas.
Aquí lo que se recomienda es lo siguiente:
1º) No hacerlo en la primera época del matrimonio.
2º) No hacerlo si piensan tener hijos.
3º) No hacerlo si ella nunca conoció otro hombre más que el marido.
4º) No hacerlo si antes no se hizo un trío con otro hombre.

Conclusiones

Así como ella necesita la estimulación clitoridiana para aprender a separar el amor del sexo, que es lo que cuesta, él necesita hacer un trío con otro hombre para sentir placer al ver a una mujer en brazos de dos hombres.
Se han hecho ciertos estudios al respecto en Internet y se ha comprobado que de cada 100 parejas, 3 –nada más que tres- aceptan un trío HMH, lo que está indicando lo difícil que es, en su deferencia por cada pareja que entra en un foro hay 20 hombres solos y eso genera una presión que es indebida para las parejas y suele ser bastante molesto para todo el mundo. Cuanto más gente tiene un foro, menos avisan las parejas y más insisten los singles por un trío. Esa presión no es buena cosa porque ahuyenta inclusive a las parejas en dónde ella es esencialmente poliándrica.
Crucial, por ende, es que el hombre logre transitar con su compañera sexual este camino y que en vez de pedir por un trío, pida consejos sobre como persuadir mejor a su propia esposa.
Fundamental, también, que sepan juntarse dos hombres y hacer un trío con aquella que esté dispuesta a dárselos, sea ésta quien fuere aunque ese trío implique formas non sanctas de arribar a él. Todos sabemos que hay mujeres que tienen tarifas diferenciales para tal efecto.
Es de rigor aquí decir algo que a muchos puede molestarles, pero es de sentido común lo siguiente: No le pidas la mujer al otro, -entrar a un chat y decir ¿quién me presta su mujer?, sencillamente, no funciona- en su deferencia pregúntale como hizo para clarificar las cosas en su matrimonio. Es mucho más productivo y ganamos todos cuando surge una nueva pareja swinger.


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