
Si algún día estas solo(a) en tu casa o luego de terminar una relación sexual con tu pareja hombre o mujer, alguien dice... ¿no crees que a esto le falta algo?... si el otro responde ¿qué?...y hay una tercera pregunta que dice: ¿Qué has querido hacer alguna vez y no lo has hecho?... Si la conversación continúa lo más probable es que consciente o inconscientemente el tema llegue a tomar la forma de un incipiente swingerismo, algo muy común dentro de las sexualidades modernas. Pero, fresco, vamos por partes. A Alberto no le ocurrió de esta forma. Él es un hombre de 27 años que acumuló cierto registro sexual en su psiquismo y como por hechicería en su navegar diario se encontró con un motor de búsqueda que lo llevó a conocer una comunidad sexual, de cierto modo clandestina, que acaparó su atención y lo hizo inmiscuirse de incógnito. Ahora, al respecto, Alberto afirma: “Una vez ingresas te das cuenta de lo que tu vida, a nivel sexual o por diversión, necesita”. La palabra swinger se deriva del verbo inglés ´to swing´ que significa balance, libertad de movimiento, oscilación. Swinger, es aquella persona con amplio criterio, casada o soltera, que decide ejercer su libertad de acción en lo que respecta a su vida sexual. Esto incluye el intercambio de pareja, la práctica de sexo en grupos de tres personas o más y todas las variaciones que puedan surgir con ello, dependiendo de las preferencias personales. Para hacer parte de esta comunidad primero que otra cosa es necesario estar lo suficientemente animado para adquirir inciertas experiencias y hacer realidad las fantasías sexuales propias, por supuesto abriéndose a las ajenas. De cómo apareció... La primera aparición de este estilo de vida se dio en Estados Unidos, durante la segunda guerra mundial. La alta probabilidad de morir en combate llevó a un grupo de pilotos de la fuerza aérea y a sus esposas a aceptar un protocolo de “no fidelidad”. Esta costumbre siguió después de la segunda guerra mundial y durante la guerra de Corea. Tras esta última el grupo ya era bastante amplio y comenzó a extenderse a grupos de parejas no militares. Fue aquí que el fenómeno hizo su primera aparición en los medios masivos, conocido como “cambio de esposas”. El público quería saber más de este estilo de vida. En los años '60 existían en todo el mundo una treintena de publicaciones donde aparecían anuncios swinger, y comenzaron a organizarse las primeras fiestas swingers. Recién entre finales de los '60 y principios de los '70 se fundaron los primeros clubes swingers permanentes. En 1979 el movimiento swinger mundial toma forma y se crea la NASCA que es el mayor organismo swinger a nivel mundial. La NASCA lucha por mejorar la imagen del movimiento, proporcionando información a los interesados en este estilo de vida, creando estándares para los clubes y eventos swingers, organizando reuniones anuales en donde se intercambia todo tipo de información que ayude a mejorar la calidad y comprensión de la comunidad swinger. En los años '80 y '90 la comunidad swinger creció y se expandió a casi todos los países del mundo logrando entrar abiertamente a países Latinoamericanos. Alberto consiguió más de lo que buscaba. Terminó encarretándose tanto con el tema, que creó un sitio Web especial para quienes como él quieren vivir su sexualidad con plena libertad. Hoy dicha comunidad cuenta con más de 40 miembros que son aceptados de acuerdo a sus intereses, hay reserva de admisión pero para asegurar el respeto entre todos. Dentro del swingerismo es necesario también tener en cuenta ciertos principios que le son inherentes, algo así como los mandamientos que debe cumplir un swinger de bien: 1. Es cortés siempre. Todos queremos ser tratados como personas, no como objetos. Por eso, una de las reglas swingers es tratar a todos con consideración, sensibilidad y discreción. Exactamente como nos gustaría que nos traten a nosotros. 2. Es amigable. Aunque no le interesara llevar a cabo alguna experiencia sexual con otra pareja o persona, un buen swinger respeta sus sentimientos y decisiones. 3. Contesta todos los mensajes, aunque simplemente sea para decir: “No gracias”. 4. Se prepara en todos los sentidos. Decide conjuntamente con su pareja tener sexo grupal muchos antes de llegar a concretarlo con otros swingers. Y, antes de ir al encuentro tiene a mano todo lo que necesita: condones, toalla, peine, cepillo dental y demás. 5. Es limpio y cuidadoso de todos los aspectos de su imagen. Esto implica estar cuidadosamente afeitado para los hombres y depiladas las mujeres. Antes de acudir a una cita swinger es importante bañarse, desodorizarse, arreglarse las uñas... 6. Tiene en cuenta los sentimientos de los demás. Y siempre los respeta sin forzar ninguna situación. Empezando por el estado anímico del compañero o compañera y luego de los otros swingers. Para pasarla bien y disfrutar de un buen sexo swinger es importante que el clima sea distendido y alegre. 7. No fuerza situaciones. Si alguien -incluyendo su compañero(a)- dice no, no tiene sentido preguntar por qué, ya que, después de todo, ser swinger significa la libertad de criterio y de acción tanto para uno como para los otros. No todos tenemos el mismo ritmo ni facilidad en la toma de decisiones; hay parejas que al principio titubean mucho antes de aceptar finalmente tener una relación sexual. Esto es natural y comprensible; intentar forzar las situaciones probablemente termine por provocar reacciones contrarias en los demás. 8. Sólo acepta lo que es divertido para todos. La única premisa es divertirse y pasarla bien. Por eso, un buen swinger nunca polemiza ni discute de política, religión, de fútbol o de economía. Nada que pueda dividir o tensionar debe empañar un encuentro swinger.
Forma de ser
Aparentemente, y según medios especializados, las parejas swingers son menos racistas, sexistas, “heterosexualistas” y prejuiciosas.
En una encuesta realizada en 1996 en la convención mundial de swingers, el 92% de los entrevistados usaba condón. Cuatro años después se realizó un estudio más completo, buscando encontrar de qué manera había cambiado la comunidad swinger a raíz del SIDA, y el porcentaje de swingers que practicaba el sexo seguro había aumentado a un 98%.
Según estudios realizados durante los últimos tres años, la pareja swinger tiene menos conflictos emocionales y el porcentaje de divorcios es muy bajo; y cuando el divorcio llega a ocurrir, ambos afirman poder seguir teniendo una amistad con su ex-pareja.
La comunidad swinger apoya abiertamente el derecho de los adultos a escoger el tipo de vida sexual que les agrade. Sin embargo, no comentan abiertamente su estilo de vida porque una de las principales reglas de los swingers es el respeto a la privacidad.
Ser swinger no es para cualquier pareja. Ambos deben estar muy seguros de los motivos por los que desean tener sexo grupal.
Si la relación con tu pareja no es muy sólida, es muy probable que el verlo(a) “coquetear” o tener relaciones con alguien se convierta en una experiencia desagradable.
Si tu pareja y tú no pueden comunicarse ni emocional ni sexualmente puedes estar seguro(a) de que la comunidad swinger sólo traerá desequilibrio a tu relación.
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